
Tantas preguntas sin respuesta tengo en el alma en estos días. Interrogantes que quisiera tener la capacidad de resolver y no puedo. Tengo mucha tristeza. Mis heridas aún abiertas, el dolor de mi amiga, la enfermedad de su hijo, la desigualdad y el abandono que veo a mi alrededor y en parte de mi misma.
Quisiera plasmar estas páginas virtuales de optimismo y alegría, de esas energías positivas que he sentido parte de mi vida por siempre, sin embargo hoy no soy capaz. Reconozco que por primera vez en mucho tiempo.........me siento superada.
Sé que todo pasará. Como siempre pasa. Que este es uno más de los ciclos de la vida, esa montaña rusa en la que nos subimos al llegar y que nos trae de curva en curva cuando se le da la gana. Este es un período algo sombrío, difícil, muy doloroso en ciertos aspectos. Y a la vez tan lleno de oportunidades para crecer.
Esta noche necesito más que nada en el mundo la compañía, el abrazo, los oídos, la inteligencia emocional, las palabras y todo eso que me daba alguien que no está. Quisiera no sentir esa falta en estos momentos, porque sé que esa persona sabría encontrar la palabra precisa y el gesto justo para que pudiese sentirme mejor. Ya no está y todo parece decir que no estará más. No tengo su presencia, me sigo teniendo a mi misma y eso bastará. Aquí y ahora.
Viene a mi mente mi recurrente reflexión: Nada es casual. Y si estoy viviendo esto, en el lugar, con las personas y de la manera en que se está dando todo, dentro y fuera de mi misma...... es por algo.
En este instante me siento una mera espectadora de la vida. Aferrada a la baranda de la cordura como lo dije más de alguna vez, respirando cortito para oxigenar el alma, por decir lo menos. Buscando el para qué y luchando para dejar de lado el odioso por qué.
Por eso le pido a la divinidad sabiduría para entender aunque no sea de inmediato y Fortaleza para aceptarlo.
Y le pido con toda mi confianza en su amor incondicional que Santiago esté sano.
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