SANGRE DE MI SANGRE

Gratitud, esa es la palabra perfecta para describir lo que este ser pequeñito provoca en mi.
León tiene el poder de transformar lo cotidiano en mágico, lo superfluo en imprescindible, lo bello en extraordinario. Me alienta, me inspira, borra de un plumazo todo cansancio, tristeza o desaliento, inundando todo de luz, esperanza, promesas y amor.
Es la renovación de mi vida, un pedacito mío entrando en el futuro, es quien ha logrado que mis pasos nuevamente se proyecten a un mañana sublime, confiando en que su sola presencia lo hará posible. Es la herencia del amor más profundo…..…. el amor por mis hijos.
Cuando se tiene al hijo de una hija en brazos, se es testigo del ciclo vital, de la armonía mística en los caminos de la vida. Porque la sangre que heredamos es la que traemos al llegar al mundo. La Sangre que heredamos está hecha del alimento que nos dieron de niños, de las palabras que nos cantaron en la cuna y también del amor y los brazos que nos cuidaron. Al abrazar a León es mi propia abuela quien le abraza y la Yayita que no tuvo la oportunidad de sentirlo en vida lo hace a través mío. Hoy comprendo mejor la frase, sangre de mi sangre.
Gratitud infinita que abraza mi alma, haciendo que todo lo vivido y lo por vivir valga la pena, transformando las penas y risas en el bagaje que he de heredarle, como mi mejor regalo.
Abuela de libros, de aventuras e historias.
Abuela de cerros y juegos.
Abuela de su presente y su futuro.
Hermoso niño, tú que llevas mi sangre, haciendo mi paso por esta vida inmortal, quedando marcada a través del tiempo, eres mi descendencia y yo tu raíz.
Te amo como si lo hubiese hecho desde siempre, como se dibuja el amanecer en las montañas, desnudando el cielo de las penumbras de la noche, como se entrega la espuma en la orilla de la playa.
Te amo sin límite, como el río que fluye constante, confiando en la fuerza de su rumbo.
Te amo y me proyecto en ese equipaje de ilusiones que traes en tus sus bolsillos.
Te amo con certeza, como el insigne sueño de un visionario virtuoso que pacta realidades con el futuro, como un compositor que afina su instrumento, preparando una sinfonía majestuosa.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.