EL DIA QUE ME QUEDE SIN PALABRAS
Páginas en blanco, mudas téstigos de su inusual silencio.
Deslumbrada por un encanto de emociones sintió prisioneras sus entrañas y hasta alas le salieron. Disfrutaba sintiendo la tibieza del universo hecha presencia cuando estaba a su lado.
El reloj se detuvo cómplice y paciente, repitiendo uno tras otro los amaneceres en húmedad. El tiempo fue desplazado por susurros en tempestades de placer.
Un día cualquiera, a través de la distancia, se coló la pena por la ventana, dejando a la melancolía invitada a cenar. La tontera llegó al aperitivo, alentando a la tristeza a quedarse y molestar. Sin embargo los amantes trajeron besos de postre, dulces celestinos con manjar bañados de piel y amor, el miedo se arrancó por la puerta, haciendo el ridículo ante semejante lección.
Las brisas de un prometido y seguro rencuentro, alimentan hoy la ilusión de más páginas esperando su confesión.
FARO DEL MIEDO
Hoy pliego mis alas, las mismas que me devolviste ayer.
Volé por un rato, expandida, libre, confiada.
Choqué contra la roca del absurdo, volaron mis plumas rotas y ensangrentadas. Me siento herida de muerte y mi corazón ya no tiene ganas ni siquiera de escapar ¿A dónde ir? A cambio recoge los restos del naugragio y se esconde a llorar.
Mil preguntas tiradas junto a los pedazos de sueños, a las verdades ocultas en la estafa pasajera de un mentiroso cualquiera.
Borraré las huellas de tu piel de mis pliegues, vomitaré besos traicioneros y dejaré que tu nombre encalle en el faro de un puerto al que nunca llegamos.
TIEMPO VERBAL
Y a partir de este momento me ví conjugando cada verbo en pasado.
Se evaporó el presente y el futuro.
Y te odié
Y te amé
Y te extrañé
Y no fui capaz de incluir un te olvidé, ni te perdoné.
No los pude hacer verbo ni entenderlos, mucho menos aún sentirlos.
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