Ver y sentir sufrir a mi querídisima Loreto me dolió en el alma, escucharla hablar de la pesadilla que vive con esta posibilidad de que su hijo esté gravemente enfermo, tratando de no sucumbir mientras espera los resultados de un lapidario exámen, me hizo sentir tan afortunada y a la vez tan pequeña. Afortunada por gozar de la salud de mis propios críos, lo que le entrega valor y fuerza a cada minuto de mis horas y pequeña por desgastarme a veces en dolores irrelevantes que me impiden ver lo inmensamente feliz que soy.
Antes de dormir dejo de pedir explicaciones por alguien que debo dejar en el pasado, dejo de lamentarme por lo que me toca vivir en esta vida, la que tengo el goce de respirar, dejo de preocuparme por la limpieza inmaculada de mi casa regañando a mis hijos por su desorden natural, lo dejo todo para orar por la salud de Santiago Lorca, maravilloso niño de mirada dulce, hijo de una mujer a la que quiero y admiro muchísimo, para que esté sano, fuerte y protegido de cualquier daño. Y lo dejo todo para agradecer por tanto que se me ha dado. Que así sea.
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