


SIMPLE Y MARAVILLOSAMENTE AMMA
Fueron meses de reuniones, preparativos, un caminar que al comienzo fue hecho a ciegas, donde el lazarillo no era otro que el amor por mi maestra espiritual. Descifrar papeles tras papeles, organizarnos, armar grupos de apoyo, ver como iban quedando en el camino tantos, para terminar siendo unos pocos los llamados y comprometidos a sacar este sueño adelante. No lo dimensionamos en su real magnitud. Eso está claro. Era como la ola de un tsunami que iba creciendo y creciendo, como una avalancha de energía, información y responsabilidades que a ratos parecía incluso sobrepasarnos.
Y de pronto estábamos en la semana de julio en que Amma llegaba. Todavía ella no era más que una idea, una visión, una historia que contar y que vivir.
Entramos a Espacio Riesco el 23 por la mañana, con escenario, luces, sonido, telas y tapices que pretendían transformar ese lugar en un espacio sagrado. El 24 ya ese hall era otro, ya se respiraba un aire diferente, llegaron las flores, la fruta, más ayuda, más voluntarios, los españoles aportando su experiencia y ayuda. El 25 la adrenalina se mezclaba con sonrisas de alegría, emoción y nerviosismo contenido. Devotos de túnicas blancas, los Swamis con sus vestimentas naranjas y su andar pausado, lenguajes múltiples, hindues, norteamericanos, españoles, argentinos, chilenos y la divinidad encargándose de los detalles……. Amma estaba en Chile.
JULIO 26. Y llegó el día. El primer Darsham a las 10:00 AM Sonó un cuerno y una mujer pequeñita en su infinita grandeza entró al Hall, miles de personas contuvieron la respiración y rompieron en un aplauso respetuoso y cálido. Y comenzaron sus abrazos, vi como miles y miles de almas, de todas las clases sociales, de todas las edades y credos abrían su corazón y estallaban en lágrimas silenciosas de amor al apoyarse en el regazo de esta madre universal.
El Backstage de este particular encuentro estuvo todo el tiempo trabajando. Tantos detalles, ritos por preparar, imprevistos que solucionar. Mientras, seguían llegando cientos de personas en busca de un poco de ese calor, dispuestas a esperar horas de horas por un abrazo suyo. Mi pueblo, mi gente, demostró cuánto necesitamos vivirnos la espiritualidad, oir al ser sagrado que llevamos dentro y dejarlo salir.
JULIO 27. Jamás olvidaré este tremendo regalo. Me desperté emocionada, había dormido unas pocas horas y me tocaba la misión más humilde y hermosa: Esperar a Amma a la salida de su pieza y ponerle sus sandalias que eran tan pequeñitas como las de una niña. Mi corazón latía rápido, ahí estaba yo esperando que se abriera la puerta y tenerla al frente. La puerta se abrió, ella calzó sus zapatos, me tomó de las manos y me levantó. Cogió mi cara y la besó varias veces y se fue al encuentro de los que la esperaban en Espacio Riesco, dejándome paralizada de emoción y alegría, oliendo a jazmín y rosas, por unos momentos no atiné a nada más que reir y sentir como las lágrimas corrian por las mismas mejillas que ella había besado. Estuve todo el día inhundada de su energía, desbordante de alegría y gratitud. Inexplicable momento para quien no lo ha vivido.
JULIO 28. Nuestro segundo día había comenzado, ya estábamos más tranquilos y recién dimensionando la magnitud de lo que estábamos ayudando a gestar. La voz de la calle hizo el resto. Parecía como si todo Santiago estuviera ahí. "Está en todos los medios" me decían por teléfono, "las imágenes hablan por si solas, me emocionó verlo por la tele" dijo mi madre. Yo, demasiado inmersa y tocada vivía una realidad paralela. Día memorable. Mis ojos vieron pasar cual peregrinos a miles y miles. Niños, viejos, discapacitados, enfermos, embarazadas, jóvenes de vestimentas multicolores, tantos seres humanos hambrientos de amor espiritual, acomodados en el suelo, en absolutamente todas las sillas, en cada rincón disponible. Fueron casi 30 horas de mágica presencia divina. Nosotros, los ayudadores, parecíamos inyectados de una droga que fulminaba nuestras almas a cada segundo, transformándonos en canales de energía divina, un simple instrumento para lo que ahí estaba ocurriendo.
A eso de las cuatro de la mañana fuimos llamados a sus brazos. Una vez más la emoción de su presencia y la energía que abría mi corazón haciéndolo estallar en el más puro amor universal, una vez más mi chispa divina se encendía como un faro en cualquier rincón de mi vida donde antes había obscuridad. Llegué a mi casa pasado el medio día del domingo, agotada y con una sensación de paz nunca antes experimentada. Antes de dormir recibí un llamado invitándome a despedirla junto a los más cercanos, a los que dimos lo mejor de cada uno en este encuentro.
JULIO 30. El último día ante su presencia física. Entró al living de la casa de Pía e Ignacio impregnándolo todo con su presencia una vez más. Nos miró a cada uno sonriendo y preguntó ¿Cómo lo hicieron? Mi corazón se hizo voz y respondió “Con amor” a lo que Amma contestó “Con Amor todo es posible”. Fue un encuentro íntimo, profundo, cercano. No podíamos ya pedir más. Su último abrazo, esta vez más largo, sus palabras en mi oído y en mi corazón. Mi caminar se había transformado.
Días de maravillosa evolución. Fue adentrarse en un túnel largo y luminoso del cual saldríamos fortalecidos como una hermandad única el día domingo 30, con más de 100 horas de entrega en el cuerpo que valieron la pena entrañablemente.
He necesitado procesar antes de escribir al menos una parte de todo lo vivido. Sentir que he sido bendecida con una oportunidad única, con un regalo que llegó a trasformar mi vida para siempre, cuyo remitente venía firmado por la divinidad. Sé que tal vivencia necesitará tiempo para asentarse en mi. Pido claridad, presencia y apertura para no olvidar nada, para no perder con el cotidiano este sentimiento de paz y alegría. Pido y me permito por sobre todo profundizar y poner en práctica lo sentido en estos días el resto de mi vida.
Aprendizaje, evolución, chequeo interno, toda la luz (y también a ratos un bueno trozo de mi propia sombra reflejada en otros), un salto cuántico en mi caminar. Eso tan sólo para empezar…. Si antes de Amma sabía que nada era casual, ahora lo llevo grabado en el alma. Ahora sé que debo ser consecuente con mi plan divino, con ese que me pone frente a los desafíos más lindos, más grandes, más plenos, con el único objetivo de hacerme crecer, evolucionar, despertar hasta que duela si es necesario. Humilde y a la vez muy orgullosa siento hoy que he venido a estar encarnación para vivir cosas especiales, únicas, como esta tremenda experiencia del alma. Gracias Pía, infinitas gracias por permitirme haber sido parte de esta siembra de semillas de luz en mi país y la germinación de otras tantas en mi propia existencia.
"Qué el árbol de nuestra vida quede firmemente enraízado en la tierra del amor. Que las buenas acciones sean las hojas de este árbol; Que las palabras amables sean sus flores; Y que la paz sea sus frutos. Que crezcamos y nos desarrollemos como una familia, unida en el amor. Que podamos disfrutar y celebrar nuestra unidad, en un mundo en el que prevalezca la paz y la felicidad." (Amma)
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