SE APRENDE

Con el correr del tiempo vivido en soledad he aprendido la sutil diferencia entre sostener una mano y compartir el alma. He aprendido que el sexo no siempre implica amor y una compañía no garantiza seguridad, menos aún compromiso. Que los besos no son contratos, los regalos no son promesas a cumplir ni el amor un destino para todos. Empecé a levantarme más rápido, a aceptar mis derrotas con la cabeza en alto, a sentir que podía transitar por la vida sin mi cómplice amado. Aprendí a construir todos mis caminos donde siempre debieron estar: en el hoy, Aquí y Ahora, cuando descubrí que el futuro es una palabra inventada para quienes viven soñando. Aprendí a plantar mi propio jardín y decorar mi vida sin esperar que alguien me regale flores. Tal vez he convertido una pequeña parte de mi misma en masculina, sin tanta emoción, sin tanto mamón sentimiento, es en esta fortaleza donde logro protegerme, donde dejo de buscar respuestas, donde no espero el cambio mágico del sapo, donde la princesa puede tejer sus ilusiones sin correr riesgo. Desde mi torre del autoexilio observo el mundo exterior, como una película de la que no soy protagonista en sus historias románticas. De cuando en vez me cuelgo por el balcón y salgo en busca de alguna aventura pasajera, placer de una noche en compañía de un buen amante que por algunas horas me haga sentir diferente, tan solo eso. De vuelta en mi prisión, donde yo misma soy el carcelero, reconozco y honro mis fortalezas, me siento en casa.... quizás algún día esto cambie definitivamente.... quizás no, por ahora este lugar me pertenece y mi corazón también.